-->

15 marzo 2009

El "Mundial" es de pinga... cuando ganamos

Por Jorge Sayegh

La Vinotinto.

Enunciado extraño aplicado al béisbol. Solemos llamar Vinotinto a la suma de once metrosexuales en shortcitos que juegan a la Cenicienta y que siempre, después de coquetear con el príncipe, son echados de la fiesta tras las doce campanadas que hace sonar el resto de los invitados.

Zapatico de cristal quebrado mediante, el fútbol no es lo nuestro.

En cambio, nuestros gordos escupidores son respetados por los rivales de esa actividad deportiva profesional donde los jugadores se enfrentan con un palo en la mano.

Y los gordos están ganando.

La intención del “Clásico” “Mundial” de “Béisbol” es convertirse en una competencia similar al Mundial de Fútbol. Jé. Pero es en serio. Después del Mundial (que se llama así: Mundial, y punto) no hay ningún otro deporte en el que jueguen profesionales que pretendan convertirse en sustitutos del enfrentamiento marcial entre naciones. Por lo menos ninguno que le interese a nadie. O a usted, querido lector, le importa un carajo el campeonato mundial de ¿vóleibol?

¿Cuál es el argumento más poderoso para que una actividad deportiva marginal pretenda tamaña gesta?

Los reales.

En el mundo millonario del deporte rentado uno de los que mejor paga a sus jugadores es el béisbol. Y el público y el mercado son enormes: en el Caribe es un negoción y en Japón más productivo que en el imperio mesmo, donde las Grandes Ligas quieren erigirse en una suerte de FIFA del béisbol.

El problema es que las Grandes Ligas no son una federación, sino un negocio monopólico. Por eso tanto celo. Que si sólo 50 lanzamientos. Que ahora 70, pero poquito a poco. Que ¡¿cómo se te ocurre que vas a ir a cansarte el brazo en ese mundialucho a ver si te me lesionas, tú que eres mi abridor del juego inaugural al que le pago 20 millones de dólares por año, en año de crisis?!

Así que ni Santana ni Zambrano fueron al “Clásico”. ¿Usted se imagina, mi querido lector, una selección de Argentina sin Mesi a pesar de que esté sano? Entonces uno piensa: ¿Y si mejor que no hayan ido? Santana y Zambrano no ganaron ninguno de los juegos del “clásico” pasado. De hecho, Santana perdió los dos que abrió.

Este torneo tiene problemas. Hay reglas que van tan directamente contra la esencia del béisbol que ni en Criollitos se atreverían a proponerlas. Está tan mal estructurado que Venezuela va a jugar por tercera vez contra Estados Unidos y pudieron jugar cuatro veces si ambos equipos hubiesen tenido que definir nuevamente el primer lugar del grupo, e incluso una quinta, si después llegaran a disputar la final. Algo absurdo en un campeonato mundial donde se trata de confrontar distintas selecciones, estilos y escuelas.

Pero Venezuela ya le ganó a los Estados Unidos.

En el “Clásico” Mundial de Beísbol.

Al inventor de ese deporte.

Profesional.

Y estaban en juego no sólo el honor deportivo, ni el orgullo machista, ni definir quién quedaba en el primer lugar del grupo. Sino trescientos mil dólares. Dólares fuertes (todos ellos siempre lo son) que se los arrebatamos a punta de batazos, lanzamientos quebrados y carácter callejero al equipo All Big Stars capitaneados por Derek Jeter.

Ya nadie dice que Sojo es un mamahuevo. Que Abreu se emborracha en su cumpleaños. Nadia abuchea a Maglio por chavista (bueno, mentira, eso sí lo siguen haciendo). Ahora soñamos que podemos ganar. Ahora el mundial no es tan mamarracho. Escribo esto después de vencer apretadamente a Holanda, el equipo más trepidante del mundo, desde que Camerún irrumpió en Italia 90.

Y nótese que digo “podemos ganar”, en el sentido de que usted y yo somos parte de esta heroica gesta ridícula. Es que, por lo menos para nosotros, a quienes nos gusta esa extraña actividad deportiva de gordos escupidores, el mundialucho se está poniendo bueno.

Nota 1: Este link es el más claro para seguir el laberíntico sistema del “clásico” para llegar a la final. Y aún así es difícil de entender.

Nota 2: Okey, Maglio es un jalabolas del gobierno. Pero también es un integrante de la selección de Venezuela. Hay que ser bien cabeza de huevo para pitarlo cuando va a batear por el equipo. Y después los gusanos criollos acusan a los chavistas de intolerantes.
+ + +

2 comentarios:

SERGIO MÁRQUEZ dijo...

Bueno Georgieboy, en cuanto a lo de Magglio... verdugo no pide clemencia, a cortarse ese pelo es lo que tiene que hacer y a dejar de llorar como una mamita: mezclar deporte con política siempre ha tenido un precio, y el que te piten es parte de ese combo perverso. Por cierto, el ritualito ese "Magglio-Fanaticada" es una recreación de la Venezuela que dolorosamente se ha orquestado en estos últimos años: un guebón por allá lejos con un uniforme puesto haciendo lo que le da la gana y un gentío del otro lado pitándolo pero sin moverse de su asiento. Abrazos.

Sergio.

Fenómeno dijo...

Sergio, nuestro querido Georgieboy debe estar aún con resaca por el triunfalismo vinotinto en el clásico, por lo tanto nos tememos, desde la redacción de este humilde blog, que no le será posible teclear más dos palabras hasta después de su resurrección. En su nombre digamos que Magglio –también ese asunto mal resuelto con el cabello– paga su precio, los fanáticos sus boletos. Y que el big show va a continuar.

Saludos y gracias por escribir.