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09 septiembre 2009

Futebol


Por Leo Felipe Campos

Ay, lo que es el fútbol de esta eliminatoria suramericana. Colombia le ganó a Ecuador y todo paisa, todo cachaco, todo costeño, olía su granito de café en Sudáfrica. Uruguay perdió en Perú algo más que la vergüenza: su esperanza. Cuatro días más tarde todo cambió. Ecuador ganó de visitante y hoy por hoy, está en el mundial. Uruguay le ganó a Colombia y hoy por hoy, no está en el mundial, pero Colombia tampoco. Colombia está en cualquier lugar que quede lejos del gol.

Argentina, un tango. Otro tango con Maradona desafinando. El Pelusa ha demostrado que se pueden perder muchos partidos con los mejores jugadores del mundo en el equipo. Equipo, por darle un nombre, sino que lo digan en Rosario.


Venezuela suma y se mantiene viva. La tiene difícil, porque en el camino tiene a Brasil. Y Argentina tiene a Perú. Pero vivir a estas alturas es sinónimo de ganas. Una salvedad de cara al resultado: las ganas de Venezuela, al menos en los últimos partidos, no son las mismas ganas flojas de Verón y compañía.

Recordemos, para los distraídos, Brasil y Paraguay ya están clasificados al mundial. Brasil resucitó hace años y Paraguay es mezquino, o mezquina, pero gana. Chile, casi. Casi gana y casi está clasificado.

Bolivia y Perú están eliminados. Colombia no, pero casi. Digámoslo de esta forma: para que Colombia celebre (paisas, cachacos, costeños) tendría que volver Montoya a la Fórmula Uno.

Eso nos deja a cuatro equipos peleando por un puesto y medio:

Ecuador, que tiene 23 puntos. Argentina, que tiene 22. Uruguay y Venezuela, con 21.

¿Quién va? ¿Quién se queda?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Va Ecuador y Venezuela al repechaje!!!

Unknown dijo...

Si Argentina no se clasifica, pronostico que a Maradonna lo van a encontrar muerto encima de una montaña de cocaína, si el propio pueblo no lo lincha antes.

María Rodríguez dijo...

Nunca van a linchar a Maradona, la culpa se la endilgarán a otro incauto, seguro al Campos.

El Campos dijo...

Vamos, todo el mundo sabe que la culpa, siempre, siempre, siempre, es del Junior, que al igual que Maradona, sabe poco sobre entrenar a once estrellas para llegar a un campeonato mundial.