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11 junio 2009

Dos amarillas: Una roja


Por Leo Felipe Campos

Centenariazo parte dos y victoria ante Paraguay. Volvió Brasil. El scratch con menos swing de los últimos años se colgó de la punta y bajó a los guaraníes al tercero, gracias también a la efectividad del Chile de un loco llamado Bielsa. La roja es el mejor equipo visitante y ya está en el segundo, pero como va, si juega en el mundial contra Brasil, le pasa por encima. Claro, hay un detalle: este Chile recuerda tanto a la Argentina cómoda y potente del 2001 y 2002, que los chilenos prefieren no pensar todavía en el mundial.

Argentina. Qué balde de agua te cayó, terminaste con las manos en la cintura y cabizbaja, mirando al suelo en la altura de Quito: te perdiste bajo la lluvia y perdiste con Ecuador, el otro amarillo inteligente y ordenado. Ya en la primera fecha le ganaste a Colombia jugando en casa, pero a nadie le gustó ese triunfo. Y nadie en esta historia son tus directores técnicos, los únicos que van a recordarlo. Maradona, Maradona, sólo el fútbol podía humanizarte, ¿quién diría que el mismo deporte que te situó en el Olimpo, sería el encargado de convertirte en un mortal?

Allí donde Venezuela sacó seis puntos sin recibir ni un gol, la Argentina de los bajitos –conducida por el Pelusa– se llevó ocho en dos partidos y más preguntas que repuestas. ¿Ecuador? Sudó la camiseta, hizo el trabajo, venía de ganarle a Perú sin despeinarse y ahora está en el puesto de repechaje.

Paraguay ha conseguido un punto de doce y tiene un balance de dos goles a favor y siete en contra en las últimas cuatro fechas. En realidad tiene un balance de juego mínimo. Con lo mismo que antes ganaba, esta vez está perdiendo. Aunque es una fija en Sudáfrica, frente a los ojos de sus paisanos, no la salva ni Cabañas.

Los de abajo tampoco sacaron puntos, pero eso no sorprende a nadie, salvo por la derrota de Bolivia en la Paz, ante la juvenil y bien entrenada vinotinto de Farías (para los desentendidos, el otro de abajo es Perú y esto es lo único que vale la pena decir de él).

Venezuela sumó de a cuatro y sigue octava, así de complicada está la eliminatoria. Restan cuatro partidos y este equipo reafirmará un viejo refrán: al César lo que es del César. Si Farías quiere estar en el mundial, su equipo tendrá que ganarle a Chile en Santiago y a Paraguay jugando en casa. Además de golear a Perú. Para estar con los de arriba tienes que ganar como ellos. Si no, el mundial no es tu objetivo.

Se nos queda Uruguay por fuera, que ahora se ubica sexto con una goleada vergonzosa ante Brasil y un dos a dos con Venezuela que suena a morir matando. Entre los partidos que vienen, uno le toca frente a Colombia, justo el equipo que está debajo. 

Colombia es la amarilla lavada; la que no hace los goles, se los encuentra; la que juega feo y se desanima; la de Falcao y Rodallega. O fabrican a un delantero que defina a la primera, o a la segunda, o se cambian el color de la camiseta. Porque aquí, como las tarjetas del árbitro, dos amarillas hacen una roja. Y con eso nos basta. Brasil más Ecuador, igual al Chile de Bielsa. + + +

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